06 diciembre 2010

JUANITA

Todos pensaban que era una niña, pero sólo yo conocía que era una diosa. Juanita llevaba su pelo negro recogido en una hermosa trenza, la cual penduleaba al ritmo de su caminar cuando la veía de espaldas. La recuerdo imperecedera con su falta de cuadros y su jersey azul, calcetines altos…   el uniforme del colegio Salesiano. Yo era muy vulgar; insignificante, ni siquiera tenía uniforme; sólo una cartera despellejada me identificaba como estudiante del instituto, pero ella me miraba con dulzura y llegó a tatuar en mi pecho con el buril de sus labios jugosos las palabras que nunca llego a pronunciar. ¡Nos amábamos tanto! La gente nos identificaba como Marisol y Joselito, aunque yo me asemejaba más a Pablito Calvo y tampoco sabía cantar; a ella nunca la oí cantar, pero ella seguro que sabría hacerlo maravillosamente, ya digo que era una diosa. Su cara irradiaba alegría chispeante y levantaba en mí una emoción que nunca llegará a desaparecer; nunca he dejado de amarla, pero cierto día la vi pasear de la mano con un chico algo mayor que yo, sería de quinto al menos, y ya no volví a ver sus chispeantes ojos mirándome de cerca. La gente no sabe lo mucho que nos amamos; además creen que sólo era una niña, pero yo estoy muy seguro de que era una diosa.


8 comentarios:

  1. Si es que los primeros amores se graban a fuego.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  2. ¿Amores o imaginaciones? Siempre lo pasado fué mejor, al menos dentro de nuestra cabeza.

    ResponderEliminar
  3. Este escrito sería ideal para publicarlo en el tema de este mes en Trazando Caminos.
    Los primeros amores, las primeras miradas, algo que no se olvida nunca y nos acompaña toda la vida.

    Un fuerte y calido abrazo

    ResponderEliminar
  4. Todos idealizamos aquellos primeros amores juveniles, casi infantiles. Y los recordamos como algo maravilloso en nuestras vidas y difícilmente repetibles.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  5. Los primeros amores, los primeros despertares, siempre idealizados.

    ResponderEliminar
  6. Querido Francisco. No te imaginas como comprendo tu sentimiento de amor juvenil y el imborrable recuerdo que vive aún en tí.
    ¿Es magia? ¿Es sentimiento? ¿ Es un sueño trunco, y por lo tanto, perdurable en el tiempo,por y para siempre?
    Solo se que los que lo vivimos, lo colocamos en un pedestal inamovible y eterno.
    Un fuerte abrazo
    Juliana

    ResponderEliminar
  7. Lo mejor de todo es el recuerdo idealizado. Quizá si todo hubiera ido algo más adelante esa añoranza no fuese tan bella. La convivencia a veces hace estragos.
    Saludos

    ResponderEliminar
  8. Yo tengo un recuerdo como el tuyo y forma parte de mi existencia aún; él era muy guapo y yo era así como tú...

    Un beso!

    P.D. Y gracias a su cariño y consejos, decidí estudiar para hacerme profesora de niños...

    ResponderEliminar